Sobre a experiência ácrata, Felipe Del Solar e Andrés Pérez escrevem que os anarquistas "son absolutamente contrarios a la idea de Dios, por ser esta generadora de sumisión y esclavitud. Por ende, es inaceptable la institucionalización de la religión, sobre todo la católica-apostólica y romana. Por cierto, entre anarquistas han existido algunas excepciones como León Tolstoi, pero en su mayoría prima el ateísmo o un férreo laicismo.
Consideran a la religión como fuente de males y cómplices de la propiedad y la autoridad. Los ácratas presentan a Dios como una mentira inventada por la Iglesia, a la que acusan de ser una de las instituciones encargada de la explotación del pueblo. Del mismo modo, rechazan la caridad por considerarla un camino populista que utilizan los burgueses para el enaltecimiento personal y el hundimiento aún más profundo de los trabajadores, a quienes convierten en sus esclavos dependientes.